Claudio Comari ha entrado al Instituto luego de la intervención. Su antecedentes en la elaboración de estadísticas son nulos, sin embargo desde el principio se lo nombró en la Dirección Nacional de Condiciones de Vida, de la que dependen el IPC, la EPH y la ENGHO. Su caso es bien distinto a Norberto Itzcovich: el no está destruyendo una carrera en la comunidad estadística ya que nunca la tuvo. Sin embargo, en su nueva función de columnista de cash, pretende iniciar un debate esteril. Como muchas veces a lo largo de la indefendible intervención, se mezclan conceptos verosímiles (la imposibilidad de la "neutralidad") con tergiversaciones y mentiras puras. No vale la pena mencionar las diferencias entre la designación de un militante político como él en un cargo directivo y , por ejemplo, la de profesionales con décadas en el instituto, mas allá de sus preferencias políticas. Tampoco ahondar en sus argumentos: lo realmente alarmante de su nota no es que defienda sus intereses, sino que el boludo pretenda tomar a los lectores como parte de su propia condición. La impunidad con la que se refiere a a la veracidad de los indicadores adulterados, además de contradecirse con los párrafos iniciales de su artículo, refleja la gravísima conducta de la intervención y su incapacidad para encontrar salidas realistas a la crisis. La reiteración de mentiras en las que ya no cree nadie sumerge cada vez más al Instituto (y al Gobierno, que replica los estúpidos argumentos) en el pantanoso terreno del ridículo. La pregunta es: ¿entre ellos se hablarán así? ¿hablarán de lo barato que cuesta la comida y del éxito de las políticas antinflacionarias? ¿de lo bien que argentina esquiva las esquirlas de la crisis internacional? Lo grave de la continuidad de conductas rallanas a la demencia, políticamente hablando, es ser conducidos por personas que desprecian a la realidad, aunque esta sea inexcrutable y "parcializada por la ideología". Podríamos dudar incluso que estas personas estén haciendo Política, ya que ésta es el arte de transformar de la realidad, más allá que este energúmeno pretenda confundirla con el artesanísimo trabajo de distorsionar las percepciones. La omnipotente y oprobiosa pretensión de tomar la palabra pública para convencer sobre la veracidad de los indicadores, no hace más que magnificar la potencia del golpe que recibirán cuando la situación no permita más burlas. ¿Cual será la rabia que sentirá un trabajador que ya no puede acceder a una canasta básica para su familia al momento que el INDEC publica información sobre la incompatible mejora en las condiciones de vida de la población?
jueves, 12 de febrero de 2009
Claudio Comari: un boludo autóctono
Publicadas por INDEC de Pie a la/s 2/12/2009 06:14:00 a. m.
Etiquetas: boludos autóctonos, credibilidad, politica
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2 comentarios:
Hola, muy interesante el post, felicitaciones desde Colombia!
Interesante articulo, estoy de acuerdo contigo aunque no al 100%:)
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