domingo, 25 de noviembre de 2007

Entrevista a Marcela Almeida en la revista Fortuna

Marcela Almeida “En el INDEC nada va a cambiar con Cristina”

La ex coordinadora del equipo que medía el IPC no cree que, después del 10 de diciembre, el Instituto recupere el prestigio que perdió con la intervención de Moreno. Cómo es la crisis en la entidad y sus críticas a la nueva metodología de medición.

A casi un año de la intervención, el Instituto de Estadística y Censos (INDEC) continúa viviendo momentos muy tensos. Al intento de despidos de hace dos semanas, se sumó la interna entre Miguel Peirano y el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, por la política aplicada dentro del Instituto en materia estadística y de manejo de RR.HH. Este conflicto, que se hizo público, cercenó las aspiraciones del actual ministro de Economía de continuar en el cargo. En su lugar, la futura presidenta, Cristina Kirchner, decidió ubicar a Martín Lousteau en el futuro gabinete.

Marcela Almeida estuvo a cargo de equipo que confeccionaba el Índice Precios al Consumidor (IPC) a nivel nacional casi desde que comenzó a usárselo, hace cinco años. Desplazada de sus funciones, como parte de la junta negociadora esta doctora en matemática resistió el intento de despido de 13 empleados del Instituto –que finalmente se reasignaron a Economía– y hoy advierte que la no continuidad de Peirano "es una clara señal que indica que durante el gobierno de Cristina no va a haber cambios. Más allá del lugar que pueda ocupar Moreno en la nueva administración, si se va o no, las cosas no van a cambiar. La estructura que él armó en el INDEC puede funcionar por sus propios medios".

Fortuna: ¿Cómo se realizó la medición del último Índice de Precios?
Almeida: No sé. A mí y a mi equipo, el 6 de agosto nos sacaron todo el acceso informático a los datos. Hasta ese momento, mi jefe directo era la interventora Beatriz Paglieri, aunque ella se manejaba con un grupo muy reducido de gente sobre todo después de que la Justicia comenzó a citarnos a declarar. Nos dejó afuera de las decisiones desde el principio. Dijo que venía a cumplir instrucciones de la ministra de Economía de ese momento y que todos teníamos que hacer lo mismo. "Se acabo la época de los libre pensadores", nos dijo. Muy distinto de la forma de trabajar que teníamos hasta el momento. Se discutía mucho, obedecíamos a un jefe pero el trabajo era muy interdisciplinario, con participación en las decisiones. Paglieri nos sacó las tareas y, a la vez, nos renovó el contrato. Aunque ahora la renovación es mensual.

Fortuna: ¿Sabe cómo van a ser los cambios en la metodología de medición del IPC que se van a aplicar?
Almeida: Supuestamente, la metodología se iba a cambiar a partir de noviembre. En los números que están en la calle no tendría que haber modificaciones porque se trata de datos de octubre. Pero nunca se sabe, las cosas últimamente son muy difíciles de entender. Lo que sí denunciamos es que hubo manipulación de los datos.

Fortuna: Por ejemplo…
Almeida: Al principio, el tema fue más acotado y público. Pasó con la medicina privada, cuando no se pusieron aumentos que nosotros habíamos registrado y datos sobre turismo, un sector que teníamos muy controlado. Llegó Paglieri y puso datos de la Secretaría de Turismo. Así, en los precios turísticos de enero de 2007 y 2006 se registró una baja del 20%. Algo absurdo. Luego no se tomó el aumento de la lechuga y se la sacó del cálculo: decían que era estacional y especulativo. ¡Cómo si los bonistas fueran a comprar lechuga en masa! Después fue más alevoso: casi todos los productos que aumentaban no se consideraban. Cuando dejé de tener acceso, todo estaba "tocado".

Fortuna: Entonces, ¿nada de lo que se recoge en la calle se usa para armar el índice?
Almeida: Se desacata la mayoría de los precios. Eso es lo que declaramos todos ante Stornelli y Garrido: nos borraban los precios que no gustaban de las planillas. Es nuestro deber de funcionarios públicos denunciarlo y por eso nos desplazaron.

Fortuna: Se habla de que la nueva metodología es similar, o está inspirada, en la que se usa en los Estados Unidos. ¿Es así?
Almeida: Lo del método norteamericano es un maquillaje. Lo venden como algo extranjero para que quede importante. En los Estados Unidos hay cuatro índices. Uno es igual al IPC nuestro, se rige por normas estándar de la OIT y la ONU. Hay operativos mejores y peores, pero es lo mismo. Otro índice mide el gasto de consumo de los trabajadores asalariados. Nosotros también lo teníamos en el Gran Buenos Aires. El tercero es el famoso "core inflation", del que excluyen los precios más volátiles, como alimentos y energía. Para nosotros eso es el "IPC resto", del que se excluyen todo lo estacional y lo regulado, como cigarrillos y tarifas. Por último, hay un índice en experimentación que se parece más al costo de vida local. Acá se dijo que en ese índice si los norteamericanos dejaban de comer papa, por ejemplo, y pasaban a comer tomate, se cambiaba un precio por el otro y eso no es así. El tema es que ellos tienen una encuesta mensual de gasto en los hogares y cambian las ponderaciones sobre la base de ella. Acá el gasto en hogares se mide cada 10 años. No estamos en condiciones de hacer algo ni parecido.

Fortuna: ¿Para qué se usa cada uno de esos cuatros índices en los Estados Unidos?
Almeida: El IPC tradicional ("U" lo llaman ellos, por urbano) es la inflación, el de los trabajadores no se usa mucho y los temas monetarios, del Banco Central y predicciones de la economía se usa el "core infaltion". Pero de ninguna manera usan el "core inflation" para medir la inflación.

Fortuna: Antes de la Intervención se habían anunciado cambios metodológicos en el IPC…
Almeida: Sí, claro. Íbamos a hacer ajustes, pero el problema no es la metodología. El tema es que es que la gente que quedaría a cargo del nuevo índice es la misma que está sospechada de manipular los datos anteriores. ¿Qué garantía hay de que no vuelvan a hacer lo mismo? Esto no es un error de cálculo, sino que querían que los números den de determinada forma.

Fortuna: Más allá de lo que pasa ahora, es innegable la necesidad de aggiornar el IPC.
Almeida: Lo íbamos a hacer este año. La última encuesta de gastos en vigencia es de 1996 y es la que rige para confeccionar la canasta de bienes y servicios del IPC. En 2004 y 2005 se hizo la nueva encuesta y esa es la que íbamos a usar ahora para la nueva canasta. Estaba planificado que estuviera lista para octubre, pero la intervención dispersó y demoró todo. Supongo que los planes que anunció el Gobierno tienen que ver con estos cambios: las nuevas ponderaciones de bienes y servicios, el peso que tiene cada categoría en el gasto total.

Fortuna: ¿Pero lo van a hacer? ¿No les va a dar más alta la inflación aún?
Almeida: Sí, pero se juegan a decir que, por ejemplo, en el índice anterior pesaban mucho los viajes al exterior y ahora no pasa. Esto es relativamente cierto, pero lo que aumenta el índice no son los viajes, sino la papa, la carne, el tomate, etc. Y esos productos no se pueden sacar.

Fortuna: Usted tenía contacto permanente con los entes estadísticos del interior del país. ¿Qué dicen sus representantes del clima que se vive en las provincias?
Almeida: Hay mucho desconcierto. Es una falta de respeto lo que hace la dirección actual del INDEC con los institutos de estadística de las provincias. Siempre fue un trabajo de cooperación: la provincia recolecta los datos, los manda y el INDEC hace el cálculo. Pero acá cambiaron los número y eso rompió los lazos. En el interior hay temor y desconfianza. Ya no es un trabajo en equipo y nadie consulta nada. Siguen llamando para preguntar cómo será la nueva metodología. Llaman para preguntar por los cambios y nadie contesta.

Fortuna: ¿Qué otras provincias, además de conocido caso de Mendoza, tuvieron problemas de números cambiados?
Almeida: Las que para mi gusto se mantuvieron más independientes son Mendoza y San Luis. Pero casi todas tienen problemas. Muchas direcciones de estadística dependen directamente del gobernador y el tema no pasa por quienes hacen el trabajo adentro, sino por la presiones políticas.

Fortuna: ¿Sabe de otros cambios concretos además del de Mendoza?
Almeida: Sí. En enero, Buenos Aires dejó muchos precios afuera y en las provincias fue pasando lo mismo luego. Supongo que hablaron primero con los directores de estadísticas, pero no sé.

Fortuna: ¿Cómo es su relación con Beatriz Paglieri?
Almeida: No tengo problemas personales. Ella siempre dijo que llegó para cumplir órdenes. No tengo trato personal. Es más, un rato antes de que decidiera sacarnos las claves para acceder al sistema informático hablé con ella y no fue capaz de decírmelo en la cara. No hay explicaciones personales de ningún tipo.

Fortuna: La historia registra otros momentos críticos en el INDEC. ¿Cuáles son las diferencias con la actual crisis?
Almeida: El tema de la pobreza y el desempleo siempre fueron temas de confrontación entre algunos ministros de Economía y los técnicos INDEC. Hasta se llegó a medir en forma paralela la desocupación en Economía, pero estaban ambos datos. También se discutió mucho por la pobreza y hay cajoneada una nueva metodología para medirla. Presiones políticas siempre hubo, pero nunca pasó lo que pasa ahora. Esto empezó por el IPC pero se extendió a todo el Instituto. Hicieron una nueva estructura con gente nueva que trabaja con el estilo de obedecer sin cuestionar. Y nosotros somos profesionales y técnicos que estamos acostumbrados a decir lo que opinamos. Yo daba clases en la UBA y cuando me ofrecieron este puesto pensé que iba a ser un trabajo tranquilo. Me equivoqué.

Por Sebastián Catalano

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