martes, 12 de febrero de 2008

Acerca de los argumentos falaces

Leyendo los diarios los últimos días, me dieron ganas de escribir algo pero me di cuenta que ya lo había escrito el 6 de junio del año pasado... En este estado de incoherencia generalizado, es esperable que aparezcan discursos que en otro contexto no tendrían espacio. No hay que ser tolerantes con los discursos que nos toman por boludos.

Hace ya cuatro meses de la intervención del IPC y de la difusión periódica de índices oficiales adulterados. Desde el principio, los medios de comunicación informaron sobre los hechos que iban ocurriendo en el Instituto. Cada vez que el INDEC publicó datos sobre el indicador de inflación, se escucharon voces de sospecha, a la vez que los trabajadores denunciaban lisa y llanamente una manipulación del Índice. Sin embargo, nos preocupa el hecho de que a la vez existan casos, y muchas veces en los mismos medios que manifiestan las sospechas, que intentan encontrar explicaciones "técnicas" para dar cuenta del comportamiento del indicador: su evolución, las diferencias entre productos y las diferencias entre provincias. No es aceptable ningún análisis que no contemple, al menos, la posibilidad de manipulación. Es más: a esta altura, ya es evidente que la única explicación viable que se encuentra detrás de las inconsistencias de los Índices de Precios de Consumo, tanto el del GBA como el Nacional, es la manipulación grosera. Es sorprendente que algunos funcionarios y comunicadores se ridiculicen negando lo evidente.
La pregunta es si quienes realizan estos estudios son los pocos inocentes que aún creen en el IPC o si dándole entidad de realidad son parte, por desidia o interés, de una puesta en escena grotesca. Sea cual sea su motivación, fortalecen una retórica que, construyendo una realidad paralela, descuida y pretende hacernos olvidar los hechos, que siguen su curso.
Es innegable la fuerza con la que se está intentando imponer esa visión distorsionada. Pero es imprescindible que cada actor en este conflicto mantenga su capacidad de discernir y no convalide hechos que, con el tiempo, inevitablemente caerán por su propio peso.

No hay comentarios.: